El único vampiro de sangre pura que queda en el planeta, Wrath, está a punto de exterminar a los asesinos que mataron a sus padres siglos atrás. Pero cuando uno de sus más fieles guerreros es asesinado —dejando a una hija mitad humana mitad vampiro que no tiene ni idea de cuál es el destino que le aguarda— Wrath tendrá que guiar a la bella mujer en su transición al mundo de los no-muertos.

Con el cuerpo atormentado por una inquietud que nunca antes había experimentado, Beth Randall se siente completamente indefensa ante el peligroso y apuesto hombre que ha venido esa noche a su casa con los ojos ensombrecidos. Sus sangrientas historias sobre una hermandad la aterrorizan… pero sus caricias hacen crecer en ella una necesidad que podría consumirles a ambos.

Después de que uno de los miembros de la Hermandad haya sido brutalmente asesinado por sus enemigos, Wrath se hace cargo de la hija de éste, una mujer medio humana medio vampiro que desconoce los peligros a los que se enfrentan sus congéneres pero que, al estar muy cerca de la transición, requiere la sangre de un vampiro poderoso para poder sobrevivir.

Cuando Wrath va en busca de Beth, lo último que espera es sentir esa irresistible atracción que le nubla el sentido común y autocontrol. Los encuentros entre ellos son ardientes y pasionales, y aunque luchará con todas sus fuerzas contra la necesidad de emparejarse, debido a su peligroso estilo de vida, terminará por aceptar su destino.

Sin embargo, sus enemigos están al acecho y tratarán de romper a toda costa esa unión.

No recomendado para corazones altamente exitables, la verdad es que deja sin habla y dan ganas de seguir leyendo más y más...